Jugando a ser dioses

Voy a hablar de ecologísmo, pero no desde el lado de la parafernalia de marchas verdes, grupos reivindicativos y demás gente que cobra más por hablar que por actuar. Voy a hablar a los pijos de poca monta que pululan el primer mundo, aquellos que van al campo a oir el cantar de los pájaros y se quejan de que esté lleno de insectos, de los que odian que haya algas en las costas y que el agua de la lluvia moje.

Gente capaz de soltar perlas como "deberían inventar algo para exterminar a las cucarachas del mundo", ¿pero de qué van esta manada de flipados? ellas (por poner un ejemplo) están en este planeta desde mucho antes de que nuestra especie caminase sobre dos patas, y no me vale el cuento de que transportan enfermedades cuando nosotros somos capaces de transportar y transmitir mil veces más patógenos en una sola de nuestras uñas.

Perlas así me encuentro cada dos por tres en las webs que frecuento, adrezadas con una ortografía que se podría definir como terrorismo retinal. Ya veo batidas de gente uniformada de Tommy Hilfiger y Zara bote de insecticida en mano esterilizando el campo antes de ir de picnic o senderismo.

Pero eso sí, las arañas de mi habitación que no me las toquen, desde que las tengo me he olvidado del "cacharrito" de los mosquitos en verano.